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La chica muerta en la morgue resulta... estar viva. La patóloga Mora Ayls lo nota por casualidad y la salva. Sin embargo, la suicida no se apresura a agradecer. Ella mata a un guardia y toma como rehenes a los empleados y pacientes del hospital. Entre ellos se encuentra la detective embarazada Jane Rizzoli. Mora y el esposo de Jane, el agente del FBI Gabriel, intentan averiguar a quién y por qué se está vengando la desconocida. Pero el equipo especial de Washington, que irrumpe en el hospital, dispara a la suicida. En el último momento, la chica logra susurrarle a Jane una única frase. Esta es la clave que puede desbloquear las puertas de los secretos criminales de los más altos niveles de poder en EE. UU.