Lo siento, me están esperando.

La joven y ambiciosa traductora Yael vive solo por su trabajo, cada uno de sus pasos es medido, cada minuto contado. Su exigente jefe la valora mucho, los clientes la adoran y los colegas la temen, ya que no le da tiempo de descanso ni a sí misma ni a los demás. Sus familiares y amigos ya han olvidado cuándo la vieron sin un smartphone en las manos, y en las reuniones familiares, Yael se escapa a la primera oportunidad con las palabras "me están esperando". ¿Dónde se ha ido esa chica audaz y libre que sabía apreciar el sabor de la vida? ¿Por qué no busca algo más que un romance de una noche? Tal vez simplemente ha olvidado cómo es cuando no solo te espera el trabajo...