Pregúntale a Miechka

¿Qué deben hacer las hermanas que se pierden tan fácilmente en sus propios pensamientos y deseos en una gran ciudad? Todo parece estar bien, pero se quiere poner la vida en pausa, al menos hasta septiembre, y regresar al lugar de su infancia. Las paredes trenzadas de la vieja casa las aíslan del mundo con su multitud de preguntas, y la abuela Tea no pregunta nada, pero siempre está cerca.

Pero el verano no se detiene: en el umbral de la casa aparecen personas del pasado, presente y futuro. Todos en esta casa — las hermanas, la abuela, la prima india, la madre confundida, e incluso el gato pelirrojo sin nombre — están en el umbral de cambios. El verano se va, crecen calabazas para exportar, las conversaciones no cesan, y los problemas y soluciones corren en una carrera.